En algunas regiones de Argentina el asado criollo ha evolucionado de manera muy peculiar, es el caso de las regiones montañosas, en donde guías turísticos ofrecen a los visitantes la oportunidad de probar un asado preparado a base de bosta.
Si estás pensando conocer Mendoza, la Cordillera de los Andes y los hermosos viñedos del oeste argentino, no te sorprendas si para la hora del almuerzo o cena, encuentras a tu parrillero tratando de encender un pedazo de bosta. Ese elemento se ha vuelto el más utilizado en los últimos tiempos para asar unos buenos cortes vacunos.
Los habitantes de estas regiones afirman que el sabor de la carne, asada con excrementos de animales como vacas o cabras, no tiene ninguna diferencia a la que es hecha con leña o carbón, esto se debe a la buena técnica utilizada, que no deja rastros de malos olores en la comida.
La utilización de bosta es muy habitual en el campo, ya que tiene grandes propiedades para su empleo como abono o combustible, pero hasta ahora nadie se había animado a descubrir las propiedades culinarias de este curioso elemento que funciona como brasa.
Los impulsores de este nuevo método de cocción, afirman que juntan una buena cantidad de bosta seca, primero se la enciende lejos de la parrilla y luego de que el mal olor se haya disipado, se la coloca debajo de la carne. La cocción del asado con las brasas hechas de bosta, tiene una duración aproximadamente de una hora y media.
Una cuestión de practicidad.
Los guías turísticos de las regiones montañosas, llamados “puesteros”, llevan consigo un estilo de vida muy difícil que implican desafiar todos los días a las condiciones climáticas de esa región, obligados muchas veces a migrar a los puntos más altos en busca de pastura que luego se derrite durante el verano.
Para estas personas, la leña es uno de las herramientas más importantes, pero a alturas muy elevadas que sobrepasan los 3 mil metros sobre el nivel del mar, son muy difícil de conseguirlas, ya que los arboles leñosos escasean.
Esta es la principal razón por el cual las personas utilizan la bosta de vacas o caballos como una fuente de calor para asar sus carnes. Lo que convierte a sus asados en uno de los más insólitos conocidos hasta ahora.
En las cordilleras de los Andes queda claro que cuando alguien tiene ganas de disfrutar de un buen asadacho, no hay absolutamente nada que lo impida, inventando formas curiosas que permitan aplacar la ansiedad de disfrutar de un buen corte.
Desde acá nos preguntamos, ¿hasta qué punto serías capaz de llegar para comerte un buen asado?
Si leen “de pantalones cortos” de Don Arturo Jauretche allí verían que con bosta se cocina desde hace siglos. La pampa no tenia arboles, se usaba la de vaca seca para asar y la de oveja compactada en ladrillos (echa humo) para calentar cacharros
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