Hubo una época en donde las vacas eran alimentadas solamente con pasto. La carne de estos animales se destacaba por su gran calidad. En la actualidad la tecnología ha alterado esta naturalidad de nuestros alimentos, por ende en el sabor que disfrutamos de ellos.
La época en donde las vacas dejaron de alimentarse por pasto para pasar a los establecimientos de engorde en donde se alimentaban a base de granos, fue luego de la Segunda Guerra Mundial. A muchos les gusto este cambio, ya que decían que la carne era más blanda y sabrosa.
La crianza de ganado a base de pasto es muy difícil, ya que se debe producir un pasto de buena calidad. Además hay que saber cómo faenar al animal de una manera más humana. Y lo más importante es saber tratar la carne una vez faenada.
Pero en la actualidad el grano va quedando atrás y los pastizales nuevamente van ganando terreno. Para volver a la forma tradicional ha sido todo un proceso. Además, este tipo de carne se ha convertido en toda una tendencia ya que representa una forma orgánica de disfrutar de los alimentos.
El grano no es el enemigo
Algunos productores han vuelto al viejo sistema de los pastizales, pero no han abandonado el sistema de los granos. Entre las virtudes de este método se encuentra la de conseguir una carne más blanda y de estar disponibles en varias temporadas, algo que con el pasto es muy difícil de que suceda.
A pesar de esto, si se abusa con la alimentación a base de granos, el animal podría sufrir úlceras. Estas tendrán que ser tratadas con antibióticos que luego quedan en la carne. En cambio aquellos que se crían animales a base de pasto no se ven con este problema, faenando a animales en buen estado a los 24 o 26 meses de edad.
Es por esta razón que la calidad de vida de la carne que es alimentada con pasto brinda mejores beneficios para nuestra salud. La carne vacuna a base de pasto nos aporta un alto contenido de vitamina A y de ácidos grasos que contienen Omega 3.
Además este tipo de carne cuenta con un bajo porcentaje de colesterol, grasas y calorías. El sabor de estas carnes son muy deliciosas, algunas son más fuertes y otras más suaves. Lo mejor de todo es que seguirán desarrollando su calidad con el tiempo, siempre y cuando los nuevos productores descubran las bondades cualitativas y saludables de alimentar sus vacas con pasto.