Entrevistas

Guille y su asado especialité

guille

Invité a mi vecino de arriba, Guille (26) a un asadacho en mi departamento con su señora y la mía.

Como es egresado de uno de los institutos de cocina en auge en el país, fue  inevitable que sea un simple espectador.

Guille labura para una importadora de repuestos y cuando está en su casa lo único que se ve en su tele son los episodios de Café San Juan y los partidos de Olimpia.

Era domingo y estaba por oscurecer, momento, que según cuentan, es el más deprimente y suicidable de la semana, por lo que, un buen asadacho pintaba bien a modo de exorcismo y punta pie de los días venideros.

Fuimos al super a elegir los ingredientes, y entre idas y vueltas para decidirnos por las cantidades, ante las cansadas miradas detrás del mostrador, finalmente llevamos una tira de costillas, un colita cuadril y media docena de chorizos.

En casa, preparé el fuego intercalando entre alcohol del botiquín y agresivos pantallazos, mientras Guille llegaba a casa con más bolsas que las que habíamos traído del super.

Se instaló en la cocina, preguntando por bols, mostaza, sal gruesa, tablas para picar, papel de aluminio, ante mi mirada de: “Estás por empezar una clase de Utilísima”.

guille asado

Comenzó con virtuosismo a lavar, picar y condimentar, mientras fui a sacar de la heladera la primera lata de cerveza, convirtiéndome a partir de ahí, en audiencia.

Cortó en rodajas unos zucchinis, le puso pimienta molida, queso, los choris ya listos encima, unas líneas de mostaza a modo de decoración, todo sobre la tabla de picar,  mientras me sugería que le tome fotos a su obra desde distintos ángulos. Arrancaban las picadas, con la voz de David Gilmour y la cerveza oscureciendo la noche, llevando el lunes al olvido.

Hablamos de las clases en el instituto, a las que concurrían más hombres que mujeres, y donde aprendió a decir guiso en francés; también sobre su gusto por el tema culinario, que según dijo, para los perros, en vez de ser motivo de cargadas, es de respeto y admiración.

También nos contó, mientras iba dándole vueltas y pinchazos a las carnes, que en la casa de sus padres, no hay título que valga para sacar a su viejo del mando de la parrilla. Que condimenta con salsa de soja y mostaza la carne, que no entiende qué pasa por la cabeza de los vegetarianos y que su corte habitual es la costilla, aunque preferiría una tapa cuadril pero es incomprable.

El asado estaba listo, Guille servía junto a unos papines bañados en manteca que se cocinaron a la parrilla envueltos en papel aluminio, mientras anunciaba: “El asado es la carne en su máxima expresión”.

About the author

Jorge

Entusiasta del asadacho.

1 Comment

Leave a Comment