Esta afirmación resultó de una investigación llevada a cabo por un equipo de la Universidad de Harvard (USA) luego de comprobar que la carne cocida proporciona más energía que la carne cruda, siendo este un factor clave en la evolución de la especie.
En palabras de Rachel Carmond, que encabeza el estudio y plantea además, cuestiones sobre la alimentación de los humanos modernos: “Los resultados de este trabajo son relevantes para el estudio de la evolución humana, y también a la hora de plantearnos qué pensamos sobre la comida hoy en día”. Además, se refirió a las propiedades fundamentales de los ingredientes de la dieta humana: “Prestamos atención a la manera de cocinar los alimentos y en su presentación, pero sin embargo no entendemos el efecto que esto tiene en la energía que extraemos de los alimentos, y la energía es la razón principal por la que comemos”, subrayó.
Para comprobar cómo la cocina afecta el valor energético, durante más de 40 días, alimentaron a dos grupos de ratones con una serie de dietas que consistían en alimentos crudos, cocidos, enteros, y triturados; y registraron a la vez, los cambios en sus masas corporales y el tiempo que usaban la rueda de ejercicio.
Aunque los primeros humanos ya comían carne hace 2,5 millones de años, aún no poseían la capacidad de controlar el fuego, por lo que toda la carne de su dieta era cruda, probablemente machacada con herramientas primitivas de piedra.
Aproximadamente hace 1,9 millones de años, se produjo un cambio repentino: los cuerpos de los primeros seres humanos aumentaron de tamaño, así como sus cerebros y la complejidad; apoyando esta reciente hipótesis acerca de que la capacidad de cocinar los alimentos proporcionó a los seres humanos más energía, permitiendo que se produjeran cambios evolutivos enérgicamente más costosos.
Fuente: muyinteresante.es, grillingaddiction.com