A pesar de que en los últimos tiempos hayan salido grupos a querer desprestigiar el hábito de comer carne, los amantes del asado no parecen dejarse llevar por las nuevas modas. Los parrilleros, que no tratan de convencer a nadie, solo se preocupan por preparar unas buenas brasas y pasarla bien.
En los últimos años ha surgido un fenómeno muy grande que gira alrededor del vegetarianismo, este hábito de incluir en nuestra dieta solamente verduras, olvidándonos de las bondades de la carne. A pesar de que el vegetarianismo haya sido muy promocionado, consiguiendo aglutinar a muchas personas al modismo de la “vida sana”, no ha causado el mínimo de interés entre los fanáticos de la carne, quienes viven en un mundo paralelo en donde se preparan los mejores asados.
Lo sucede es que el hombre es carnívoro desde sus orígenes. De acuerdo a la ley fundamental de la biología, la especie Homos Sapiens tuvo que aprovechar todo lo que le rodeaba para poder sobrevivir, esto incluía el uso de herramientas, específicamente aquellas que mejoraban el bienestar alimentario de su familia y grupo.
De esta manera las herramientas ayudaron a potenciar la dieta de los seres humanos con otros alimentos, entre ellos la carne de los animales que cazaban y eran asados en rústicas fogatas (el asado primitivo).
Además aquellos que dicen que los humanos son herbívoros por naturaleza caen en un error, ya que la carne está más adherida a los genes del hombre que cualquier otro nutriente. La agricultura es una actividad reciente, por eso su impacto en nuestra genética es muy poca en comparación a la carne.
Pero lo más positivo de ser carnívoros, es que la carne es el único alimento que contiene nutrientes que en otras formas no se encuentran, una de ellas la vitamina B12, un nutriente muy importante para el desarrollo energético del cuerpo. Muchos vegetarianos que no cuentan con niveles recomendados de B12 han presentado síntomas de anemia.
Otro de los nutrientes esenciales que aporta la carne es la vitamina D, que se encuentra en su forma compleja y bioactiva solo en la grasa animal. Muchos animales proveen esta vitamina que es esencial para las defensas del organismo, tanto así que es importante para luchar contra enfermedades como el cáncer.
Pero no todo termina ahí, las propiedades de la carne son numerosas y son importantes para que nuestro sistema se mantenga estable y saludable. A pesar de que las verduras nos aportan una gran cantidad de nutrientes y vitaminas, no son suficientes si no son equilibradas con la carne y sus derivados.
Todos estos datos nos dan la pauta de que cuando comemos un asado lo hacemos de forma saludable, siempre y cuando no abusemos de ello. Los fanáticos de la parrilla no parecen estar muy interesados en el debate de la carne versus los vegetales, sino que solamente están centrados en pasar un buen momento con los amigos, sin estar estresándose por lo que implica comer solamente verduras o carnes.
En realidad no hay muchos secretos para que se generen discusiones innecesarias sobre la dieta adecuada que debe llevar el ser humano. La naturaleza ha creado al hombre para que pueda adaptarse eficientemente a su entorno, así podemos ver que en la India el menú es a base de verduras, en Japón a base de pescado y en Sudamérica a base de abundante carne.
Además el ritual más sagrado de la carne por esto lugares es el asado, sacarlo de nuestra dieta no solo implicaría una desequilibrio en nuestra salud, sino que también perjudicaría a esa costumbre sociocultural que se da cada domingo alrededor de la parrilla.
Y es que el hombre parrillero lleva algo de primitivo en su alma, esa fascinación por el fuego, el encuentro en una ronda de amigos y la felicidad de sentirse un maestro de la carne, es un orgullo que esta adherido a nuestros genes y que con los años va reinventándose sin perder nunca su esencia.
Los beneficios del asado o las carnes en nuestra dieta van mucho más allá de la salud, es parte del estado anímico más feliz de muchas personas. El asado es salud para el alma, y eso nadie puede negarlo.
