Nadie puede conocer con seguridad el destino al que nos conducirá la vida, cuando tomamos ciertas decisiones. Que te lo diga Fernando “Pitu” Santos, el propietario de “La Quinta de Octaciano”.
Estudiante de derecho, mandó todo a la mierda y se metió a estudiar cocina en IGA. Luego, la idea de abrir un bar en el centro de Asunción, le llevó hasta un aviso de una buffetera que estaba a la venta en una quinta-churrasquería de San Lorenzo, y finalmente, terminó arrendando todo el local.
Fui un domingo cualquiera a visitarle, según él, el peor para hacerlo. El día anterior, se realizó un almuerzo multitudinario por el cumpleaños número 80 de una señora que se extendió hasta entrada la noche, juntándose con la celebración de la fiesta de San Juan.
Había sido un sábado larguísimo, con la ayuda de su familia que le hizo el aguante, cerró ya de madrugada y el domingo, día clave para el rubro, estaba nuevamente abierto.
Cuando escuché hablar de la Quinta Don Octaciano, la verdad supuse que era uno de esos nombres que la gente le pone a su negocio porque le gusta como suena, tipo “cabaña” y que nada tiene que ver con el local.
En este caso, lo de “quinta” le queda pequeñísimo. “El Complejo Deportivo y Restaurant Don Octaciano” es un predio abismal. Cuenta con su propio estacionamiento interno, cancha empastada de fútbol y vóley de arena, área de juegos para chicos y grandes zonas para caminar y hacer la digestión. Sin duda da mucho más que para comer e irse a la casa a dormir la siesta.
Algo que resaltar es sin duda, el área de juegos, visible perfectamente desde el restaurante. Es que, los que tenemos hijos en edad salvaje, sabemos que nuestra cantidad de posibilidades para salir a comer se limitan a lugares donde los chicos tengan donde entretenerse, cuando sus 10 minutos de paciencia se agotan y quieren salir despegados de la silla.
La parte del restaurante es bastante amplio, climatizado y como cuenta con grandes ventanales en todo su perímetro lo que hace visualmente más abierto.
En cuanto al morfi, ofrecen un buffet variado de distintos platos, pastas, ensaladas; tenedor libre de asado, postres y bebidas.
Cuando me presenté, a pesar de tener una parrillada con una variedad de carnes y chorizos, Pitu se ofreció para prepararme dos platos especiales: picaña al ajo y al queso. Allí comenzó a sonar en mi paladar un hit de San Juan.
Entre la cocina y la parrilla iba de aquí para allá y se tomaba el tiempo para ir mesa por mesa a preguntarle a los clientes, que tal la comida, o si les faltaba algo.
Mientras hablábamos, nos dimos cuenta que ya nos conocíamos de antes, que estuvimos en el mismo colegio y nuestros hermanos fueron compañeros, también que yo nunca había comido batiburrillo.
Y como arrancamos este post diciendo que uno nunca sabe en qué va a terminar, probé por insistencia de Pitu esa mezcla de menudencias, verduras y salsa, acompañada de una mandioca humeante.
Contó con orgullo y satisfacción, que con este emprendimiento su vida dio un total giro, así como nos había comentado Danny Rodríguez, de la Casa del Costillar, la responsabilidad y el perseverar en un sueño desplaza muchas veces a las salidas con amigos.
Al preguntarle si a veces no se arrepiente de las decisiones que tomó, como cambiar de carrera, mira serio, convencido y responde: Hacer algo no descarta para siempre que ya no podrá hacer lo que uno dejó.
Comentó que tal vez retome Derecho, que quiere inclinarse más hacia la comida rápida, que capaz le cambie el nombre heredado de la Quinta de Don Octaciano, pero sabe que como chef y emprendedor, lo importante es disfrutar de la cocción.
Para contactar con La Quinta de Octaciano:
(Atención de martes a domingos)
Dirección: Eugenio A. Garay esq. Emilio Romero Laguna. Ruta Luque a San Lorenzo, San Lorenzo.
Teléfono: (021) 652 566 – (0981) 420 125
Página en Facebook: La Quinta de Octaciano
Email: laquintadedonoctaciano@gmail.com