Después de dar unas cuantas vueltas con el auto, al fin encontré la casa.
Toqué un timbre, luego otro, pero nadie salía.
Levanté de la vereda la bolsita que contenía el pack de Pilsen que había comprado y me fui.
Váyanse todos a la puta, ya viene hasta acá, toqué los timbres y nadie salió. Encima, ¿por qué carajos tienen dos timbres?
Mientras volvía a mi casa, mi hermano me envía un número de teléfono al que tenía que llamar para que me abran la puerta, porque, había sido, los timbres no funcionaban.
Le llamé al Turko Nazer y luego de unos segundos salió a recibirme Mario Chucky Fanego, vocalista y baterista respectivamente, del grupo metal Steel Rose, con una remera negra que decía en el frente:
ASADIUM. Cowboys from grill.
Y detrás: ASADO, BIRRA, METAL
OK, esto es muy en serio, pensé.
Cuando mi hermano me sugirió ir a entrevistarle a un grupo de amigos “bien cerrados” que se reunía a comer asado y a escuchar metal, la verdad mi interés vacilaba entre la emoción y la incertidumbre, tanto por el poder sacar un material que valga la pena y por mi integridad física.
Y ahí estaba sentado, en una ronda con unos completos extraños, que alguien con un centímetro menos de tolerancia que yo, podría catalogarlos como “densos”. Le bajamos unas cuantas buenísimas picadas de chorizos y carnes, hablamos de política, Lugo, vacas con aftosas y, algunos, de dispararles a los zurdos.
Sobre la mesa, a merced, había un montón de aderezos a los que nadie se achicaba.
Chucky, que normalmente alterna con Adrián Rossi, esta vez hacía de parrillero, iba sacando los sacrificios de la parrilla y contó que siempre comen de la tabla, porque de esta forma no se achanchan y pueden comer las porciones siempre calientes y que jamás, jamás, se come ensalada.
ASADIUM
¿Y cómo comenzó esto?
Viernes Santo. Día en que se recuerda la muerte de Jesús y la Iglesia manda a sus fieles a guardar ayuno y abstinencia de carne como penitencia.
Ese día, hace diez años, fue elegido para que uno de los amigos organice un feroz asado y como cuentan “elegimos la carne más grasienta para atormentar a los vecinos”.
Desde ese día, una vez al mes se lleva el encuentro cuya temática es simple:
cada uno trae el corte de carne y la bebida que quiera, y se tira toda la parrilla. Las parejas tienen permiso para asistir, pero cómo cuentan, no hay una que haya ido más de una vez.
Todos los integrantes, unos 20 más o menos, forman parte de un grupo de metal o tienen algo que ver con la música. El día que fui, por ejemplo, entre otros, estaba el productor de conciertos, “Halford”, y el locutor de La Sierra Eléctrica, Lucho Falcón.
Durante toda la jornada se escucha metal, de repente en medio de una conversación alguien sale y pregunta o comenta algo acerca de lo que se está escuchando, cosa que yo ni me percataba, ya que mi ignorancia acerca de este género me hacía oír todo como un fondo continuo.
Entre latas y latas de Pilsen, Heineken, y vasos de Aristócrata, hablábamos de las redes sociales, de las minitas que escriben en sus muros nada más que “… suspiro …” y todas sus contactos saltan a escribirles, llegando así a la conclusión de que todo lo que toca el hombre, lo destruye.
También contaron de la vez que en una de sesiones de Asadium le hastiaron de asadacho a los integrantes de Hirax, el grupo norteamericano de trash metal que tocó en el país, cuyo cantante unos días después les agradeció en medio de su concierto. Para ellos es lógico: “el asado yanqui es un asco”.
Chucky, la segunda persona, además de Alejandra Pradón, que sobrevive luego de caerse de un quinto piso, cuenta que su corte preferido es el vacío, que condimenta la carne con el preparado de sal “Arco Iris”, cuyo secreto es tirarle recién cuando se está cocinando y que lo suyo es llevar la carne a la parrilla, a diferencia de Rossi “que hace todas esas boludeces gourmet con los morrones”.
Cuando llega la noche, entre ellos no existe el típico código de no tocar la parrilla ajena, el que quiera, tranquilo, puede clavar el tenedor, sin temor a recibir una estocada del parrillero.
Steel Rose, Iron Maiden.
Este 24 de octubre, el grupo nacional Steel Rose cumple 24 años y como pude constatar, ya tienen preparada la sala de ensayo al costado del quincho donde estábamos, para preparar su nuevo disco.
Ante mi pregunta obvia si les gustaría ser teloneros de Iron Maiden, para mi sorpresa me respondieron que no. Que para los conciertos tan multitudinarios como este, lo normal es que le den un horario y un sonido de mierda. Prefieren ir a este concierto, cuyas entradas ya las tienen desde hace varias meses atrás, como fans. La esencia del metal no es ser popular sino vivir entre las sombras.
Cuando me despedí, cinco horas después de haber tocado los dos timbres, me zumbaba el oído de metal y con la vista ya medio borrosa, vi la parrilla que apenas iba por la mitad y gente entrando a la casa con más Heineken.
Pensé en la multiplicación de los panes, la transformación de agua en vino y pedí para que Asadium sea bendecido cuando lance su propia marca de picantes que está preparando.