A la parrilla

Cómo hacer el fuego sin incendiar al vecino

simpsons asado

Cuando vivía en un departamento de Sajonia, hacía el fuego para el asado en la terraza. Tenía una parrilla de piso y lo colocaba sobre una chapa para no quemar los ladrillos. Para lograr fuego usaba un atado grande de papel diario con el cual alimentaba al carbón, hasta que se prendiera. Cuando había un poco de viento y hacía volar las virutas del papel diario encendido hacia el vecino, pensaba que podía ocasionar una tragedia.

Ahí recordé que una discreta tía mía -no el más macho de los asaderos-, probablemente la eterna encargada de hacer la ensalada los domingos en su casa, me había revelado una forma mucho más económica, segura y concentrada de hacer el fuego.

-“La técnica del papel higiénico”, me dijo. Creí que era una broma.

Me hizo ir al baño, a enrollar unas cuatro a cinco vueltas del papel higiénico alrededor de la mano (del rollo sin usar obviamente) y volver a la parrilla. Agarró el aceite de cocina en botella y le echó un chorrito al papel.

Con las manos predispuso el carbón como un volcancito, es decir haciendo una montaña con los carbones y dejando un hueco en el medio. En ese espacio colocó el papel humedecido con aceite. Puso unos poco carbones levemente sobre el papel (no tantos porque de lo contrario asfixiaríamos el fuego, explicó). Allí le dio mecha.Y apenas se prendía, apantalló sostenidamente. Listo. A los 7 minutos restaba solamente esparcir el carbón.

Siempre me funcionó. Es una de las tantas formas de hacer el fuego para el asado en estos tiempos de noticias online, para quien no busca prender al vecino ni intoxicarlo con columnas de humo negro. Así las cosas, lo único que quebrantará al de al lado será el olor a la carne tostada de tu parrilla.

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Jorgito

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